Páginas

jueves, 16 de mayo de 2013

COMO HACER BANCALES EN EL HUERTO. TRABAJOS FINALES.

Hola amigos.

Con este artículo finaliza la trilogía de "Cómo hacer bancales en el huerto". En este caso describiré como realicé los bancales para mi huerto. Comentaros que mis bancales son libres, es decir, que no utilizo ningún límite, ni mediante materiales cerámicos ni maderas.

Ya tenemos las cuerdas marcando los bancales que, por ahora, van a formar parte de nuestro huerto. Ponte unos guantes y agarra bien fuerte la azada o aquella herramienta que vayas a utilizar. Cuanto más movimiento sufran tus manos por dicha herramienta, más posibilidades habrá de que te salgan ampollas. Mis manos no estaban acostumbradas a ser utilizadas para estos menesteres y en consecuencia aparecieron varias "burbujitas" que fueron bastante molestas durante unos días.

Estas primeras labores son de vital importancia para el futuro de nuestro huerto. Lo primero es realizar una labor profunda. Si nuestro terreno está muy compactado es necesario "aflojarlo" todo lo posible, y aumentar la profundidad del mismo. Eso posibilita a las raíces que les sea más fácil crecer, y por lo tanto, aprovechar al máximo todos los nutrientes y agua que acumula nuestro suelo. Si piensas sembrar cultivos cuyo fin es aprovechar la parte subterránea, por ejemplo, patatas, la profundidad a alcanzar debe ser mayor. Ten en cuenta que la profundidad del suelo puede corregirse añadiendo tierra a nuestro bancal, pero aún así, es recomendable la realización de esta labor.

Ejecutada la tarea más dura, continuaremos con aportes de estiércol, compost y/o arena. Con estos materiales conseguiremos aumentar la fertilidad, la capacidad para retener agua y la aireación del suelo. La arena yo la emplee porque los suelos de mi huerto son muy arcillosos y se compactan mucho al secarse. Con la arena corregimos un poco este problema (además de con el estiércol y el compost).

Ahora toca volver a mover todo el bancal con dos objetivos: mezclar los aportes realizados y eliminar terrones. Después de las primeras labores, siempre he tratado de no compactar el terreno. Por esa razón trato de no pisar sobre los bancales. Con la anchura de 1,20 cm, puedo realizar cualquier labor con los pies fuera del bancal medianamente cómodo.

Una vez hemos realizado esta tediosa tarea, queda hacer un refino y nivelado de nuestro bancal. Para ello yo utilicé mi rastrillo. De esta manera quedamos preparado el huerto para realizar las siembras o transplantes que consideremos necesarios.

No lo he indicado anteriormente, pero es conveniente aprovechar las anteriores labores para realizar el despedregado de los bancales. Las piedras, si son de tamaño grande (mayor de 3 cm de diámetro) pueden afectar un poco al desarrollo de los cultivos, principalmente si son de aprovechamiento de partes subterráneas, como cebollas o patatas. Los problemas se acentúan en terrenos muy fuertes, es decir, arcillosos, porque como las arcillas al secarse se comprimen mucho, la fuerza que realizan es mayor, y por lo tanto los daños serán mayores.

Las herramientas que yo utilicé fueron la azada y el rastrillo. Como ya expliqué en un artículo anterior, para mí son las herramientas esenciales de mi huerto. Si cuentas con una moto-azada, la espalda te lo agracederá.

Y después de un buen rato sudando y con un "ligero" malestar en la espalda, te levantas, te alejas un poco para tener una visión global de tu huerto, y sonríes satisfecho. Lástima no se me ocurriera hacer unas fotos aquel día para compartir esa sensación.



Seguro que harías las cosas de un modo más fácil. Ayúdanos a todos con tus aportaciones. Coméntalas.

Un saludo y hasta otra ocasión.

Recordad que, a pesar de todo, el huerto es fácil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario