En el siguiente artículo explicaré en que
consiste el abono o abonado verde.
El abonado verde
consiste en mejorar el suelo mediante plantas. Estas plantas vegetan
rápida y abundantemente, y se entierran en la misma superficie sobre
la que se desarrollan.
Con el abonado
verde se pretende mejorar las condiciones del suelo, desde el punto
de vista físico, químico y biológico.
*
Propiedades físicas:
airean el suelo, lo rompen y descompactan gracias a sus raíces.
Además protegen el suelo contra la erosión (eólica, hídrica y
solar).
*
Propiedades químicas:
aumentan la materia orgánica y el humus del suelo, y en
consecuencia, su fertilidad. Si se hace con leguminosas, se aporta
nitrógeno, en mayor o menor
medida en función de la especie elegida.
*
Propiedades biológicas:
incrementa el número de organismos y microorganismos, así como su
actividad. Los microorganismos se encargan de transformar algunos
compuestos del suelo en sustancias nutritivas para las plantas.
También rompen los ciclos de las plagas y enfermedades de los
cultivos principales.
Impiden o dificultan el crecimiento o desarrollo de hierbas no
deseadas.
El abonado verde es un buen sustituto del estiércol en zonas donde
éste es caro o difícil de conseguir.
El momento idóneo para el enterrado o la
incorporación del cultivo al suelo es aquel en el que la planta
tiene mayor volumen de materia vegetal y de nutrientes. Este momento
se da cuando el cultivo se encuentra al 10% de su floración
(antes de que la planta utilice sus reservas en reproducirse, es
decir, en producir flores y semillas).
Para aportar el cultivo al terreno es
conveniente triturar bien las plantas antes de incorporarlas, ya que
así aceleramos su transformación en humus.
Hay diferentes posturas sobre si se debe
enterrar o si se debe dejar sobre el terreno. Lo que sí está claro
es que no se debe enterrar a mucha profundidad, ya que se provoca el
desarrollo de fermentaciones anaeróbicas, que son indeseables por no
conseguir los objetivos de esta práctica.
Las especies más usadas son leguminosas
como el haba, el altramuz, el guisante, la veza,... Pero también
otras como el nabo forrajero, el rábano forrajero, la colza, la
avena, el raygrass,... Las especies no leguminosas no fijan el
nitrógeno atmosférico, pero al asimilar el nitrógeno del suelo en
su composición, evita que se pierda, y lo devuelve al suelo cuando
se entierra.
En mi huerto, mi prioridad es que el abonado
verde aporte nitrógeno y gran cantidad de materia vegetal, por eso
elijo habas. Además, éstas tienen un buen sistema radicular, un
rápido crecimiento, está bien adaptada a la zona y es fácil de
cultivar.
Lo que yo hago, después de tener la planta
picada a trozos, más o menos pequeños, es enterrarla
superficialmente (10-15 cm) poniendo en contacto planta y suelo. Así
se favorece la descomposición rápida y efectiva del abono verde, ya
que a esta profundidad hay mayor actividad biológica.
Espero que sea útil este artículo y resulte
interesante.
Te remito además a mi canal de Youtube donde se pueden ver vídeos de temas
relacionados con el huerto, que espero sean de interés. (el enlace
está disponible en una de las pestañas de la parte superior del
blog).
No hay comentarios:
Publicar un comentario